miércoles, 17 de noviembre de 2021

La evaluación es mucho más que un número

 


La evaluación es un proceso significativo dentro de la enseñanza, por lo que como docente siempre se está en constante trabajo para pensar creativamente y de manera pertinente en el instrumento adecuado que permita medir los aprendizajes del estudiante.  Asimismo, en ocasiones se ha asociado que la evaluación debe ser por medio de un examen que mida la capacidad memorística, esto evita que puedan medirse otras habilidades fundamentales en los estudiantes como la autorregulación, gestionar adecuadamente sus emociones y la capacidad para solucionar problemas en su entorno.

Es por ello, que a pesar de la complejidad del proceso es indispensable que como profesores estemos reflexionando sobre el alcance de lo que se quiere evaluar en el estudiante. También, en ocasiones solo se brinda mayor valor al producto o evidencia del trabajo realizado, siendo que el aprendizaje no se puede limitar a demostrarse a través de un producto, por lo que debe existir un equilibrio en dar la importancia al proceso de la elaboración del producto. 

Definitivamente el observar tanto el proceso de elaboración como el producto de aprendizaje apoya a conocer integralmente cuales son los avances del estudiante, esto conlleva a pensar que los docentes deben de tener la prioridad de conocer el desempeño total del estudiante, para lograrlo se necesita la estrategia adecuada para contemplar cómo el estudiante se desenvuelve para lograr cumplir con el objetivo deseado. 

También, el considerar la evaluación de esta manera contribuye a que se pueda brindar la relevancia a un aspecto relacionado con las habilidades socioemocionales, debido a que no solo es prioritario interesarse en el conocimiento, sino de igual forma en cómo el alumno afronta el solucionar problemas. Además, las habilidades socioemocionales ya son de vital importancia en cualquier contexto donde se desarrolle el estudiante, porque todos los trabajos actuales solicitan personal con el conocimiento y sobre todo con las habilidades que los apoyen a ser productivos e innovadores. 

Aunado a lo anterior, se ha mencionado en muchas ocasiones que solo aquello que se evalúa se puede mejorar, pero para lograr dicho objetivo es indispensable pensar en la retroalimentación. Es por ello, que para un estudiante es preciso conocer sus fallos y las estrategias básicas que lo apoyen a mejorar su desempeño académico, por lo que la retroalimentación es el cauce para lograrlo.  

Definitivamente, como docentes se debe de dar el valor necesario a la retroalimentación, que consiste en un análisis exhaustivo del desempeño del estudiante brindando un espacio para que pueda identificar sus áreas de debilidad y generar la oportunidad de mejorar su aprendizaje. Esto hace, que la evaluación no solo sea considerada como un número o que estudiante es mejor que otro, por el contrario tiene que visualizarse como un aspecto dentro de la enseñanza porque apoyará mejorar el proceso de aprendizaje siendo una estrategia pedagógica.  

El considerar todo lo anterior, facilita a que el estudiante pueda tener una percepción positiva de la evaluación en la enseñanza, porque en innumerables ocasiones los alumnos suelen asociar a la evaluación con algo negativo o que en vez de ayudar puede perjudicar su proceso de enseñanza. El cambiar de perspectiva de la evaluación primero tiene que comenzar por parte del docente y el área  administrativa, que consecuentemente  el propio estudiante observará y podrá desarrollar una perspectiva positiva. 

Para finalizar, la evaluación es un proceso integral donde lo más importante no es un número, sino el aprendizaje. Para poder aprender la evaluación y retroalimentación es esencial, otro aspecto es tener la formación adecuada donde se involucre al personal directivo y docente que permitan contemplar las bondades de este proceso sustancial en la vida académica de los estudiantes. 

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